El Teñodico

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Gerardo Mercator, el hombre que dio forma al mundo.

20 Mar 2013

Por Jorge González

Hoy hablarermos en el teñodico de uno de los temas que más me apasionan a los teños, los mapas y centraremos la atención en un gran maestro de la Cartografía que de estar vivo, ya tendría 500 años! Gerardo Mercator, nació un 5 marzo de 1512 en Rupelmonde, un pueblito Belga de a penas 3000 habitantes situado en la desembocadura del río Rupel.

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Recuerdo como si fuera hoy cuando, cuando mi profesor de Cartografía Matemática en Moscú entró en el aula y nos habló de él. Bugayeski dijo: “Gerhardus Mercator fué el hombre que dio forma al mundo, si queréis llegar a ser buenos cartógrafos, ya tenéis un maestro a quien seguir.” Aquellas palabras despertaron más aun mi curiosidad por aquel personaje del que muchas veces había oído hablar en el 57 por su proyección cartográfica, pero del que a penas sabía nada.

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Entonces Lev Moiseyevich Bugayeski, mi viejo profesor de 70 años, escribió una formula en la pizarra:

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Seguramente ustedes están pensando lo mismo que pensé yo cuando vi aquello: ¡Dios Santo, está escribiendo en chino! Pero había más preguntas en mi joven mente ávida de adquirir aquel conocimiento que tanto me fascinaba: ¿Por qué era tan fácil la formula de X y tan complicada la de Y? ¿Por qué no había letras rusas en la fórmula si estábamos en Rusia?, pero sobre todo me preguntaba yo: ¿Cómo aquel viejito podía saberse aquella formula tan grande y rara de memoria?

Lo que no podía imaginar, es que esa iba a ser sólo la primera, de las 734 fórmulas que Bugayeski nos enseñó en los cinco años que duró la carrera. Aun conservo mi libro de Cartografía Matemática en mi biblioteca como una de las reliquias más preciadas.

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Cuando quiero renovar la pasión que me hizo elegir esta carrera que me llevó a ser teño, me siento a leerlo y siempre sentí deseos de compartir un día con los lectores del teñodico mi lindo trabajo.

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Lo cierto es que antes de Mercator, los cartógrafos al dibujar los mapas, empleaban gruesos caracteres góticos que limitaban el espacio disponible para añadir información, a todo esto se sumaba el problema que suponía representar en un plano una tierra que era redonda. Pero Mercator que además de cartógrafo  se dedicó al estudio de las Matemáticas, la Astronomía y la Geografía tuvo una idea fascinante:

Si usábamos el nuevo estilo italiano de escritura cursiva conocido como "letra itálica" e imaginábamos la tierra como un globo hinchable que introducíamos en un cilindro y lo comenzabammos a inflar hasta ocupar el volumen del cilindro y luego colocábamos una lampara en su interior podíamos proyectar el mapa en la cara del cilindro. Luego al cortar este cilindro longitudinalmente y desplegarlo obtendríamos un mapa de todo el mundo en un plano con mucho espacio para escribir qué era cada cosa.

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Claro que antes de regalarnos en 1569 la primera imagen que más se le acercaba al mundo en que vivimos, Mercator tuvo que emplearse a fondo. En teoría todo estaba muy bonito, pero un pequeño problemita echaba por tierra sus sueños. La tierra era un poco grande para meterla en un cilindro, por no hablar de lo difícil que sería colocar una bombilla gigante en su interior, por lo que Mercator tuvo que valerse de las matemáticas para demostrar que su descubrimiento era algo bueno y cuando tuvo lista la formula nos regaló el primer un mapa terrestre plano, una proyección cartográfica que hasta nuestro días usan por ejemplo Google Maps o Virtual Earth 2d.

Pero no todo lo que brilla es oro, la proyección de Mercator tenía sus problemas. A medida que nos alejabamos del ecuador, esta iba exagerando el tamaño de los países y distorsionando sus formas y sus áreas. Tan es así que Groenlandia por ejemplo se veía del tamaño de África, cuando es en realidad 14 veces más pequeña. Pero es que nunca llueve a gusto de todos, la distorsión de la realidad es un problema que tienen todas las proyecciones cartográficas, puesto que una superficie curva y una plana jamas pueden coincidir en todos sus puntos.

Los mapas con esta proyección se utilizaron en la época colonial con gran éxito. Europa era la potencia dominante de la época, y para los que viajaban hacia el nuevo mundo por las zonas ecuatoriales, no tenía gran importancia la deformación que poseían. Las líneas de longitud paralelas facilitaban en gran manera la navegación por mar al poderse marcar las direcciones de las brújulas con líneas rectas. Por eso los científicos de su época admiraban mucho a Mercator.

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Y también los de hoy, porque hasta en la actualidad esta proyección es muy utilizada en las cartas de navegación por la facilidad de trazar rutas de rumbo constante o loxodrómicas.

Nosotros, los que hemos tenido la oportunidad de cruzar el Atlántico en un avión, seguramente hemos visto su recorrido en la rayita roja de un mapita que aparece en el televisor, pero pocos nos hemos puesto a pensar, que esa loxodromia que nos permite en varias horas ir de un lado al otro del mundo y emocionarnos al ver las palmas mientras sobrevolamos en cielo de Cuba, la descubrió Mercator hace ahora 444 años.

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Es cierto que hoy en día conocemos un sinfín de proyecciones cartográficas que se van moldeando según la parte de la tierra donde vivamos y la forma que tenga cada país, a fin de obtener la menor deformación posible, pero la proyección de Mercator, sin embargo, es usada todavía para regiones cercanas al ecuador.

Un dato curioso es que nuestra agradecida humanidad acusó a Mercator de herejía en 1544 y pasó siete meses en prisión acusado de protestantismo, por suerte no fue a parar a la hoguera como otros científicos y en 1552, logra trasladarse a Duisburgo donde abre un taller de Cartografía. Dos años más tarde publica el primer Atlas de Europa siendo el primero en usar esa palabra: Atlas.

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Y justamente un Atlas, aquel que tenia mi hermana Olga María y con el que tanto me gustaba jugar fue quien sin saberlo despertó en mi este amor por los mapas y me hizo seguir los pasos de Mercator hasta hacerme Ingeniero Cartógrafo.

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Mercator se fue sin haber terminado su atlas. Fue su hijo Rumold Mercator, quien concluiría la obra publicando más mapas en 1595. El Museo Mercator, en Sint-Niklaas, Bélgica, tiene una exposición permanente con trabajos sobre la vida y el legado del hombre que dio forma al mundo.

 

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